jueves, 10 de enero de 2019

Frente la catedral

Me cuesta no hablarte más de lo que imaginas,
intento frenarme, ponerme medidas.

Por eso te dedico poesías sin usar tu nombre,
Las vendo al público como un artista pobre,
Sentada frente la catedral
sin recibir un mísero cobre.

El orgullo nos separó más que la distancia,
Algo que no hemos empezado y ya quema con ansias.
Quise montarme en el tren de la importancia,
Y el único que pasaba continuamente,
el de la ignorancia,
no era el que esperaba.

Teníamos ganas de serlo todo,
Aún sabiendo que no éramos nada,
Cogimos las maletas, las empacamos y no pesaban.

Cambiábamos de estación cada madrugada,
Pero seguía siendo ese artista vagabundo
Al que la gente esquiva y nadie le pregunta que necesitaba.

Blanca Baena

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