lunes, 21 de septiembre de 2020

Ícaro y el Sol

Desde los barrotes de su ventana

le contemplaba diariamente,

Soñaba con acariciar sus cabellos, 

besar cada centímetro de su piel.


Él no le conocía, 

pero sus ojos le resultaban familiares, 

pues llevaba demasiado

tiempo observando desde la sombra.

La sombra era parte de él, 

siempre creando oscuridad

en cada rayo de luz que mostraba. 


Ícaro se lanzó a volar,

y sus alas comenzaron a sentir

una calidez inusual. 

Lleno de valentía le confesó todos sus miedos.


El amor que sentían uno por el otro 

les consumía,

lo sabían, 

y siguieron intentándolo.


El Sol no podía radiar más

y quemaba el alma de Ícaro, 

hasta que  de llorar un mar

se inundaron sus alas. 


Y la muerte consiguió 

que a ambos el fuego les quemara.


B. B