miércoles, 3 de junio de 2020

Quemarme

Puedo tocar el fuego sin quemarme,
Beberme de un sorbo el aire.

La savia, sangre del árbol caído.
No se atrevía a preguntarme
sobre los secretos que te he guardado
en la parte más oscura de mi trastero.

Te prometí que volvería,
y cuando volví ya no estabas.
La humedad empezó a quebrar
las paredes de mi alma.

Comencé a volverme fría,
aprendí a bailar sin que nadie me agarrara,
A leer los versos sin buscarte entre
las palabras.

Ya el fuego empezó a quemarme
y respirar me costaba,
la savía seguía cayendo por
mis manos empapadas.
Aún así seguí esperando a que regresaras.

B.B