Beberme de un sorbo el aire.
La savia, sangre del árbol caído.
No se atrevía a preguntarme
sobre los secretos que te he guardado
en la parte más oscura de mi trastero.
Te prometí que volvería,
y cuando volví ya no estabas.
La humedad empezó a quebrar
las paredes de mi alma.
Comencé a volverme fría,
aprendí a bailar sin que nadie me agarrara,
A leer los versos sin buscarte entre
las palabras.
Ya el fuego empezó a quemarme
y respirar me costaba,
la savía seguía cayendo por
mis manos empapadas.
Aún así seguí esperando a que regresaras.
B.B
No hay comentarios:
Publicar un comentario