miércoles, 8 de mayo de 2019

Guan Di


Quise romper
los cimientos de mi templo,
quise quemar
toda su Alejandría.

Se resistió como Ginkakuji,
pues él también es de plata.
De un material que no se dobla,
no se parte y no se araña.

Pedí a Guan Yu con incienso
y oraciones que me indicara
el camino.
Cómo librar la batalla que
ya había emprendido.

El gato blanco que visitaba
la casa estaba desaparecido,
el arroz como ofrenda,
y el aire movía mi pelo rizo.

Y recordé la historia
del hilo rojo.
Ese que conecta con la persona indicada,
Aunque se alargue, doble, enrede,
incluso aunque se esté tensado
jamás puede romperse.

Mire mi mano y entendí,
que siempre tuve el hilo agarrado,
y que el camino que los dioses
me han marcado,
me llevaba a ti.

B.Baena



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