Me esperas tras la puerta,
noto tus patas correr y tus ladridos
cuando hueles mi perfume
y aún no he llamado al timbre.
Aprietas tu cabeza negra
y en mi muslo cuando
quieres que te acaricie,
mirando de reojo la comida de la mesa.
Me has visto llorar desesperadamente,
y he sentido tu pata como
dándome la mano,
mientras me lames y me dices con los ojos:
"Estoy aquí".
Recuerdo cuando podía cogerte en brazos,
Hace años.
Cuando rompias mis zapatos,
cuando no tenías canas,
cuando fingías hacerte daño.
Tras veinte años de ausencia
entre guerra y mar,
Odiseo volvió a Ítaca.
Argos jurandole lealtad
fue el único que le reconocía.
Argos jurandome lealtad,
deja de ser una mascota cualquiera
para ser parte de mi familia.
B.Baena
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