miércoles, 1 de abril de 2020

Molinos

Empezamos nuestra historia
como las buenas novelas,
con un prólogo escrito por
otras personas.

Se colocó la armadura
Y se enfrentó a
molinos de miedo.
Eran gigantes que devoraban
mis sentimientos,
y me ahogaban entre
mares de lágrimas.

Su mejor arma fue mirarme,
y en ese instante olvidé
cuánto temía la oscuridad.
Sin hablar adivinó cada
una de mis palabras,
Sin acercase me desnudó
por completo.

Mis lunares se convirtieron
en nuevos planetas,
Y el brillo de sus ojos
eran constelaciones.

 No quiero dedicarte poemas
como a los demás,
a ti quiero dedicarte todos
lo versos de mi vida.

B. B

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