Lloraba,
mientras pedía a la luna que le salvara.
Su
cara dejo de ser rosada,
mudaba
para ser nevada.
La
acunaba, no pudo cantar más alto
que
el ruido que la bombardeaba.
¿Dónde
está Dios cuando más le necesitaba?
Su
niña, su hija deseada, se la llevó
la
guerra a una edad temprana.
Los
pájaros no cantaban,
las
lágrimas no cesaban.
El
infierno se hizo continuo en su mirada,
el
fuego ya no le quemaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario