Estaba muy oscuro,
Mis pies descalzos se punzaban
con las piedras afiladas del camino.
Corría y corría...
No veía prácticamente nada,
solo la luz de la luna iluminaba
vagamente el fin de la senda.
Estuve tanto tiempo en ese lugar,
que la hiperventilación ya era
mi estado natural.
Los búhos sonaban junto
con las lechuzas,
me recordaban mi soledad.
Y al fin llegué de una forma agónica.
Y no había nada, ni se encontraba nadie.
Había partido sin ni siquiera despedirse.
Yo volví a aquel paraje donde lo conocí,
A pesar de la oscuridad, el frio, la ansiedad.
Me enfrenté a todos mis miedos
arriesgandome a perder todo lo que tenía,
quise cumplir mi sueño
pero él se había despertado
y jamás le alcanzaría.
B. B
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