Volaste, como una cría en el nido,
Única e inalcanzable.
El viento acompaña tu aleteo,
Lo cortas sin que nada pueda frenarte.
Volando te despides de tí,
Emigraste de cuerpo y comenzate a fluir.
Joven e insaciable corvato,
Último en forjarse entre sus hermanos.
No pude evitar ayudarte,
Toda mi vida estaba dispuesta a darte,
Olvidando mis heridas, lágrimas de sangre.
Amándote más de lo que pudieran amarte.
Me olvidaste al ver el mar, y te enamoraste,
Irradiante cuerpo de sal, insuperable.
B. B
No hay comentarios:
Publicar un comentario